viernes, 23 de agosto de 2013

¡TENGO UN GRAMMY LATINO!


Y YO SIN ENTERARME...




En los años 70, las mesas de las salas de espera de las compañías multinacionales RCA, EMI, CBS, Phillips y Polydor estaban llenas de las más prestigiosas revistas musicales norteamericanas, o sea, Record World y Billboard. Bien en inglés o en la edición de lengua española para el mercado latino, uno se enteraba de la actualidad musical estadounidenses, a la que costaba acceder ya que dichas publicaciones solo se podían encontrar en algunas librerías especializadas de las grandes capitales, que no en La Coruña. Junto a las listas de éxitos y los premios Record World y Billboard con los que anualmente se prestigiaba a los artistas y productores –la importancia concedida a los productores en Norteamérica siempre fue pareja a la que se le da a los directores de cine– uno se topaba con críticas y comentarios de grupos y artistas inalcanzables para el aficionado español, ya que sus discos no eran editados en nuestro país por considerar los A&R internacionales de las multinacionales, encargados de dar luz verde a su edición, que no había mercado para ello.

Las revistas en cuestión llegaban a las salas de espera tras ser leídas por la cúpula directiva de las discográficas para enterarse de cómo iban sus artistas y los de la competencia en los hit parade internacionales. Su lectura era obligatoria para los ejecutivos. Para mí, era una fuente de documentación de primer orden. Tanto es así que muchas veces lamentaba que la espera para entrar en los despachos se hiciera corta y sólo me diera tiempo a hojearlas. En vista de ello, acabé por distraer sistemáticamente en mis visitas algunas de esas publicaciones, con las que me ponía al loro de lo que pasaba en el mundo de la música.

Lejos estaba de pensar, ni remotamente, que algún día mi nombre saliera a relucir en alguna de estas prestigiosas revistas, y mucho menos como galardonado en el apartado de Mejor Productor Regional 1977. Lo fui por la producción ejecutiva realizada con los discos Fonte do Araño y Milladoiro, de Antón Seoane y Rodrigo Romaní para el sello discográfico gallego Abrente distribuido por Zafiro.
Cuando desde la delegación en Madrid de Record World me comunican que había sido premiado me quedé anonadado. Me costó encajar que mi nombre saliera en la lista de los mejores, en la edición para el mercado de habla hispana, de esta prestigiosa revista especializada a nivel mundial. Y allí estaba yo en un apartado que denominado por entonces regional equivaldría hoy al de world music. 

Me fui a recogerlo a Madrid, a la sala Florida Park , donde se hizo la entrega de los Record World que habían recaído en artistas y productores españoles. Allí, entre felicitaciones, recogí el premio y  tras vivir “momentos de gloria”, volví a La Coruña, donde bajé de la nube, y no sólo por aterrizar en el aeropuerto de Alvedro. Eran otros tiempos, en los que los medios de comunicación, con excepciones, dedicaban un discreto tratamiento periodístico a la actualidad musical. El premio obtenido, que sí fue aireado en el ambiente musical español, pasó por aquí desapercibido, y fue directamente a una estantería, ocupando un lugar de honor – por supuesto– en mi currículo.


¡A POR EL SIDOL!

Pasa el tiempo y el  brillo del trofeo Record World se va oscureciendo, hasta que un día, el 6 de julio de 1993, entro en Internet para obtener información sobre el fallecimiento de Fernando Arbex. Y leo:

Fallece tras una larga enfermedad Fernando Arbex, compositor y fundador de Los Brincos. El músico y compositor Fernando Arbex ha fallecido el sábado en Madrid tras una larga enfermedad. Los restos mortales del músico madrileño, uno de los fundadores del grupo Los Brincos y tres años seguidos ganador del Premio Internacional de Música Record World (los actuales premios Grammy), han sido trasladados al tanatorio de la M-30 de Madrid. Su entierro será este domingo en el cementerio de Torrelodones”.

Doy un brinco al enterarme que el Premio Internacional de Música del Record World equivale a “los actuales premios Grammy Latinos”. Busco más información y confirmo que, a partir del 13 de septiembre del 2000, el Record World pasa a ser el Grammy en su versión latina (la primera entrega como tal se realiza en el Staples Center de Los Angeles en portugués y español). Lo hacen así para subsanar los  olvidos de las ediciones de los Grammy en versión anglosajona que no concedían la importancia que en realidad tiene a la música latina en el mundo.

Tras la confirmación de que soy poseedor de un premio Record World que hoy equivale a un Grammy Latino voy a la estantería con una bayeta y un frasco de Sidol para dar brillo a mi trofeo al tiempo que para mis adentros grito “¡tengo un Grammy Latino!





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